Mujer de 54 años
Decidí ponerme en tratamiento, cuando toqué fondo. Cuándo me di cuenta de que mi deseo de morirme, no tardaría mucho en cumplirse … estaba muy enferma pero yo aún no lo sabía. Eso vino después … llegué al centro destrozada, sintiéndome la peor persona del mundo, llena de miedo y de culpabilidad. Los primeros meses fueron realmente duros y no conseguía entender muchas de las pautas que me indicaban, ni comprendía el porqué de las renuncias que debía realizar … hasta que poco a poco todo fue cobrando sentido … poco a poco fui entrando en el tratamiento y conociendo mi enfermedad y decidí confiar y ceder el control de mi vida a los profesionales del centro y a mis familiares … para qué quería yo las riendas de mi vida si lo único que estaba haciendo con ellas era matarme poco a poco y destrozar a mi gente más querida ?? Así es que me rendí … decidí hacer el tratamiento, esforzarme y ponerme a prueba para averiguar si yo era capaz de vivir sin consumir y encontrar mi lugar en la vida, sin utilizar ningún tóxico. Y contra todo pronóstico ( yo no daba un duro por mi y me sentía la más drogadicta del mundo mundial) pues a pesar de todo, llevo 16 meses en recuperación, con una recaída incluida, pero orgullosa de seguir adelante con mi tratamiento, gracias al cual, me encuentro, lo primero, viva … que ya es mucho … y luego, con una vida en la que por primera vez, estoy conectando conmigo, conociéndome, aceptándome, reparando mis traumas y heridas, cuidándome, construyendo una base adecuada de autoestima, de amor propio, siendo consciente que soy merecedora de todas las cosas buenas que pueda traerme la vida. Estoy muy feliz de volver a renacer, de crecer, de madurar y lo estoy consiguiendo con mi esfuerzo y con la ayuda de una gran caja de herramientas, que es mi salvavidas … con ellas consigo gestionar un montón de emociones, negativas y positivas, que antes sólo lograba tapar con tóxicos. El tratamiento para mi, está siendo el puente que me ha llevado de un lugar dónde había mucha oscuridad, angustia, desasosiego, miedo y mucho, mucho, mucho, sufrimiento, a otro lugar totalmente opuesto, lleno de luz, de esperanza, bienestar, paz y felicidad. Llevo a mis espaldas muchas horas de terapias … grupales e individuales, pero las que a mí me están salvando la vida, son las terapias grupales. El grupo es pura magia … es mi espacio seguro, dónde puedo compartir mis miedos, mi angustia, mis ganas de consumir, mis problemas para relacionarme de una manera sana, mis traumas, mis heridas, las cosas que más me acercan al consumo y ohhh sorpresa … mis compañeros no me juzgan, me escuchan, se sienten identificados conmigo, me sostienen, me devuelven mi reflejo en el espejo y cuándo salgo de allí, lo hago más reforzada, sintiéndome acompañada, escuchada y sostenida … y eso mola y mucho … es muy guay tener un grupo de apoyo que se preocupa por mi y hacen todo lo posible para ayudarme a ser feliz, sin volver a consumir. Me parece que soy una privilegiada por contar con mi grupo de terapia. Para mi, la terapia de grupo es muy potente y mágica. Por supuesto comandados por un equipo de profesionales altamente cualificados, pero sobre todo, humanamente implicados para enseñar, guiar, apoyar y cuidar en el camino de nuestra recuperación. El tratamiento me ha devuelto a la VIDAAA !! Estoy orgullosa de la persona en la que me estoy convirtiendo, cada día me quiero un poquito más, me respeto, me acepto, me perdono, me cuido y soy plenamente consciente de mi enfermedad para no bajar la guardia y sentir que estoy en una recuperación continua. No cambiaría ni una sola coma, de todo lo que estoy consiguiendo ahora personalmente y emocionalmente, por volver a tener una vida de consumo. La sonrisa de mi nieto, la tranquilidad de mis hijos y sobre todo mi salud mental y física merecen mucho más la pena … un millón de veces más … eso seguro … quiero seguir viviendo siendo libre … no quiero volver a ser prisionera de ninguna sustancia o circunstancia … no quiero volver a bajar a los infiernos y si para ello debo estar en tratamiento, lo haré … y lo haré encantada … me compensa … sin duda .. a mi me compensa la vida 💗
Hombre de 39 años
Estoy en NAZ desde su creación y me siento muy feliz de formar parte de este centro. Creo que el objetivo más importante de este tratamiento es quererse a uno mismo y aquí nos dan las herramientas para lograrlo. El grupo de compañeros que hemos formado es sólido y me siento muy seguro en él. En cuanto a las terapias individuales, me están ayudando muchísimo a identificar y reparar aspectos personales desde la cercanía y la comprensión. Yo, desde luego, estoy muy feliz de haber encontrado el espacio para poder expresar todo lo que siento con la libertad que aquí lo hago.
Hombre de 30 años
Comenzar mi tratamiento fue una de las decisiones más difíciles, pero también la más importante de mi vida. Durante mucho tiempo viví atrapado en un ciclo que me alejaba de mi verdadero yo. La adicción no solo afectaba mi cuerpo, también mi mente, mis relaciones y mi sentido de propósito.
Gracias al acompañamiento profesional y al apoyo que he recibido, he vuelto Estaba en un punto critico de mi vida y me han ayudado a revertir la situación. He aprendido a reconocer mis emociones, a poner límites y, sobre todo, a perdonarme. No ha sido un camino fácil, pero cada día tenemos que ir dando pasitos hacia la vida que quiero construir.
A quienes están luchando como yo, solo puedo decirles que pedir ayuda no es una debilidad, sino una muestra de valentía . Recuperarse es posible. Estoy en proceso, y por primera vez en mucho tiempo, estoy contento conmigo mismo.
Hombre de 40 años
Si uno no sabe hacer algo es razonable que pida ayuda a quien si sabe… Y fue de esa manera como comencé mi tratamiento y mi camino de cambio. Al principio me resultó confuso pero poco a poco fui conociendo mi enfermedad y el tratamiento para estabilizarla. Al tratarse de una enfermedad mental es difícil hacer los cambios motu proprio, pero para eso está el grupo que le ayuda a uno a ver en los otros lo que no ve en uno mismo. También ayuda a hacer lo que desde el equipo terapéutico nos pautan y tanto nos cuesta. Además el compartir con otras personas que tienen tú mismo problema es un apoyo enorme. Lo mejor de haber tomado la decisión de tratarme no es solo dejar de estar “mal” si no que los cambios que uno debe hacer para dejar de consumir son a la vez fuente de crecimiento personal y felicidad. Me cansé de sufrir y gracias a l@s terapeutas, el grupo y mucho esfuerzo y perseverancia he conseguido empezar a vivir de verdad. Merece la pena.